“L’arte de la cerámica”, ese fue el nombre que, en su fundación en el año 1896, recibió la renombrada casa de las artes decorativas que hoy conocemos como Pecchioli Firenze, fundada por el célebre artista Galileo Chini y su primo ceramista Chino junto a otros socios que durante los más de 120 años de vida de la marca ha ido abandonando el proyecto.
En 1906 la fábrica se mudó al lugar que ocupa actualmente, la pequeña localidad italiana de Borgo San Lorenzo, en la provincia de Florencia, región de Toscana.
En aquel momento cambió su nombre por el de “Fornaci di San Lorenzo” (hornos de San Lorenzo en castellano) y su trabajo supuso una experiencia extraordinaria y todo un impulso para el desarrollo de las artes decorativas en la Toscana en particular y por extensión en toda Italia.
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113 años después, la compañía está viviendo una auténtica tercera juventud, tras algún que otro infortunio, siendo el más grave el que ocurrió durante la Segunda Guerra Mundial cuando una bomba impactó por error en la compañía destruyéndola por completo. Cuando todo parecía terminado, la histórica marca puedo seguir su curso gracias a la aparición de Franco Pecchioli, quien reconstruyó la fábrica dándole el nombre de su familia y manteniendo la familia Chini a cargo de la dirección de arte de la msima.
Ahora, y tras la adquisición por parte de la multinacional belga Koramic Group, la compañía está inmersa en desafíos cada vez más emocionantes. Eso sí, sin perder nunca de vista la historia y la tradición que les ha traído hasta aquí.